Reflexión en Aforismos
“Ser Padres”.
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imagen tomada de Pixabay.com |
A menudo se discute sobre la edad ideal para ser padres.
Algunos optan por la juventud, otros por “la experiencia”. Ambos están errados.
No hay una edad cronológica ideal.
Al evaluar la posibilidad de ser padres las dos preguntas
fundamentales deberían ser:
¿Estoy lo suficientemente cerca
de mi infancia como para revivirla?
¿Estoy lo suficientemente
apartado de mi infancia para soportar que “el niño” sea otro?
“Nadie te enseña a ser padres”, te dicen. Y sin embargo no
es verdad. Ahí está el niño reclamando por alguien capaz de intercalar entre
angustia y reacción, una pausa reflexiva.
No importa cómo se lo piense: unos niños jamás pueden ser
padres de un niño.
Sólo es adulto con capacidad de ser padre, madre, aquella
persona capaz de dominar su angustia y brindarle tiempo y espacio para que el
niño se exprese… más allá de la edad cronológica, pues la adultez no es
cuestión cronológica sino cuestión de desarrollo de carácter y personalidad.
Con todo berrinche y capricho, lo único que demanda un niño
de sus padres es, en última instancia, que sus padres estén ahí, en algún lado,
conscientes de estar y dispuestos a ser.
Nada que necesite más un niño pequeño que saber que sus
padres son a un mismo tiempo, un producto de su imaginación y seres de carne y
hueso.
Necesitan que sean un producto de su imaginación para hacer
proyectar todo aquello que desean adquirir y necesitan que sean personas de
carne y hueso, pues, aspiran a adquirir todo aquello que han proyectado en la
fantasía, en lo concreto de la vida material.
No se puede ser padre o madre antes de ser.
No hay secretos ni
formulas preventivas en el acto de ser padres. Es un oficio que se desarrolla
en la praxis. Basta con estar lo suficientemente dispuesto a aprender sobre la
marcha, depojándose de preconceptos y sustituyendo juicios por empatía y
generosidad.